jueves, 29 de octubre de 2009

firesong,

Born green we were
to this flawed garden,
but in speckled thickets, warted as a toad,
spitefully skulks our warden,
fixing his snare
which hauls down buck, cock, trout, till all most fair
is tricked to faulter in split blood.

Now our whole task's to hack
some angel-shape worth wearing
from his crabbed midden where all's wrought so awry
that no straight inquiring
could unlock
shrewd catch silting our each bright act back
to unmade mud cloaked by sour sky.

Sweet salts warped stem
of weeds we tackle towards way's rank ending;
scorched by red sun
we heft globed flint, racked in veins' barbed bindings;
brave love, dream
not of staunching such strict flame, but come,
lean to my wound; burn on, burn on.


s.plath

jueves, 22 de octubre de 2009

sitio abierto,

espacio entre líneas,
silencio de sol

abre la simbiótica herradura
las luces y sombras
encierran
componen

la luz que adiciona,

agrega laluna

que cae

adentro,

lunes, 19 de octubre de 2009

¤Ó¶§

Ahora tiene un nombre, ya conoce los síntomas y sabe de los detalles que han tallado con cuidado las formas que albergan a sus olvidados órganos que hoy por ayer no suenan a ningún sonido sideral.
En su boca lleva tejida con la forma de su lengua una pregunta, impregnada de partículas incondicionales para los deseos de terceros o cuartos, pero dijo ya no más, mientras se colmaba su boca de sangre.
Lo que el tiempo hace, durante aquello que permanece en el infinito, no es más que la pérdida de la composición original y si al menos la mutación sirve para hacerse una pregunta: ¿Porqué no?
Quizás es el fin de la obedencia desmedida a las condiciones de terceros o cuartos insignificantes que vestidos de incógnitas no dejan de lucir como lo mismo de siempre que desea el procedimiento monótono, cíclico y fundamentalmente complejo.

viernes, 9 de octubre de 2009

nunca renunciar al abismo

Ocurrió durante la noche, el vino se había derramado como la sangre. Solo viste un líquido rosado furioso y dulce.El exceso se cae por el cuerpo que dice ser el propio, pero miente. Podría ser cualquier recipiente, o quizás como un afluente corporal vagueando a cuenta gotas por los agujeros de un rostro inconcluso y desesperado.

Corrió la cortina, está sentada en el extremo de su cama, miró por la ventana, directo al santuario, en el reflejo pudo leer con esfuerzo una cicatriz que indicaba sus iniciales. La llevaba en la frente, la luz aún siendo tenue le quemaba los ojos, bebió agua con desesperación. Sintió como si fuera un balde de agua fría en pleno carnaval pero dentro de su cuerpo. Las gotas salpicaron las paredes, los recovecos aún siguen sucios, repletos de sangre coagulada que de nada sirve, que se acumula un poco mientras el resto va y viene para que todo funcione como funciona. Estático, o mecánico. Tal como los recuerdos, como la espera inútil que solo conseguían agravar el malestar general de todos los cuerpos que danzan por el dolor empecinado sin llanto, duro e insignificante de todos los tiempos que juegan con nosotros.

Esperar es una acción completamente extravagante, pretender aún más. El olvido pende de un hilo que se descose sigilosamente. El uso y abuso de las sustancias adictivas a la memoria, la cosificación de las personas, que gastan sus recuerdos, se aproxima entonces a la sensación de olvido.
Pero no, no es así como parece, la pérdida del interés se debe a malgastar sin sentido en la mayoría de las veces los pensamientos erradicados en algo que ya se sabe que no sirve de antemano, esperando dar con la notable noticia cual si fuera una novedad de sentir aquello mismo que se siente cuando uno decide tirar sus zapatos favoritos, hermosos de aún tan viejos que parecen, con los agujeros y descosidos, guardando vestigios de un proceso de coagulación antiguo. Así nos olvidamos sin olvidar solo al comprender la inutilidad, el ciclo, la abertura y cerradura de nosotros mismos. Creemos que todo aquello ya no está adentro nuestro, pero debe volver al afuera, lo que al exterior le pertenece.
Las paredes de ciertos lugares, las algas, el agua y el cielo también, los sonidos despedidos de mi boca, la saliva que escupo con desgano.
Lo que adiciona al vaciamiento, para agregar un lugar. Para no diluir nunca más en este espacio atemporal donde nada sucede con la certeza de que sigue sucediendo, ya pasó.