viernes, 2 de abril de 2010

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Sería genial que algunas cosas cambien más que otras, hoy que era un día brr, salí de trabajar y el cielo estaba monocromático, sonaba warsaw y me sentí a tono del día de la vida. Entonces caminé feliz durante unas cuadras, subí al colectivo, cambié de ritmo y en un subir y bajar del puente volví a mi casa. En búsqueda del silencio me encontré en una tarde que se extendió en el espacio que llega hasta este renglón. Es que di tantas vueltas para llegar hasta acá, digo a modo de excusa, es fácil imaginarse todo lo que uno puede hacer antes de asumir su deseo de escribir, porque hace tanto que no escribía así, a modo de diario. A modo de decir algo en especial sin precisamente decir nada.

Pero hay algo que si quiero decir, es que hoy el cielo me regaló un rosa pálido de magia, con nubes idénticas de un mismo cantar, salidas de la boca del espacio como si el mismo estuviese fumando pureza. Estuve un rato en el balcón hasta que se hizo de noche y el aire se siente fresco en otoño, entonces puedo respirar tranquila. Puedo soplar palabras como quien no quiere la cosa. Así como las cosas se quieren.




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