domingo, 11 de enero de 2009

Agujero cósmico

Introducir un hisopo con frecuencia en los oídos para traer a la real realidad inexistente el submundo que cual si fuera cera de un experimento auditivo intentaré transcribir percibiendo las imágenes nítidas de lo que he soñado anoche.

La tarde en su pleno apogeo adornaba el precario escenario de una exposición de cine inexistente, el independiente no es precario por lo que aún nosé como llamarlo, no había demasiada gente como era de suponer, ya que no era una muestra de rally. Vimos fragmentos de varias películas, algunas las comprendía y otras realmente no, tampoco en el sueño sabía demasiado de cine, pero si sabía lo que me gusta ver, pasaba la tarde y a los tres afortunados ganadores del concurso de BLAH se le han entregado los premios, uno de ellos el último, estaba sentado muy cerca de mi. Pudiendo pispear con lujo de detalles el premio que no lo pienso describir, observo sin entender de nuevo, qué onda la gente de allí. A veces parece que el mundo se divide entre los que tienen y los que no. Pero eso es otra cosa.

Una vez terminada la pseudoceremonia, camino hacia el fondo de una calle de tierra. Me siento contra una pared y me encuentro con dos chicas, una había ido a la primaria conmigo. Hablamos un poco y en un momento se acerca F sin verme si quiera, coloca un cartel en la pared, veo sus ojos verdes, siento que me duele algo que en los sueños no existe pero allí mismo sonaba Leonard Cohen,will be fine, will be fine, will be fine.
Entonces con la última mencionada adulta muy adulta, caminamos hacia la curva de una farmacia de turno cerrada. Ella se fué con su hija. Yo con mi estado de confusión. De nuevo repito para mi: he visto algo en sus ojos, lo sé. (me alejo cantando la canción como si bajara el volúmen apropósito para mis adentros. Fin de la escena, el amor desconocido e infundado sobre F)
Camino por un sin fin de casualidades, me encuentro a L, que solo sé que su nombre es L y que probablemente piense cualquier cosa de mi. Entro a su casa y comprendo su forma de ser ausente y alejada. Rara. Me siento contenta por eso, respiro un aire cálido, me siento acompañada por él. Eso también es sinónimo erróneo de paz. Pasó la noche como un relámpago.

Acudo al encuentro con S. en principio nos dirigimos a un quiosco que quedaba en una esquina. Una vez que entramos cierran las persianas, aparentemente era un poco tarde. Compramos algo que probablemente serían sus cigarrillos, pues yo no fumo umo. Y mientras esperamos que nos cobren, vemos ciertos movimientos raros. Tengo miedo, pienso que quieren robar.. pero el miedo en si es a otra cosa. No tengo paz, afirmo. Y la paz es otra cosa, no lo que obtienen los muertos.


Un poco más tranquilas, fuera de la locación, caminamos unas cuadras. El ambiente lucía algo extraño. Las caras de la agitación caminaban levantando polvo. Tomamos un colectivo de una línea sin numerar, nos sentamos en los asientos del fondo. Cuando estamos por llegar a la estación de Wilde entre risas y espamentos le digo a S. que toque el timbre onírico. ¨No lo encuentro¨dijo, y es que se mimetizaba junto con el metal oxidado de la puerta de la percepción. Bajamos en la esquina de Ramón Franco y Martín Fierro, caminamos por Salvador Soreda unas cuatro o cinco cuadras. Nos dirigiamos al lugar mágico, donde mamá no me dejaba ir con la bicicleta. Niños salían de un colegio estatal, uno en particular me mira con cara de situación, tengo miedo de nuevo. Siento que quiere decirme algo, me mira subir a la vereda y alejarme con la mirada indefinida, yo nosé mirar sin que se note.


Llegamos al lugar mágico situado sobre la misma calle que ya he soñado con anterioridad que si bien no es, se parece a el fondo de wilde, osea a cuando llegan las fábricas abandonadas y las casas cambian de color.

Los rostros ya parecen mutantes del horror. Caminamos sin saber nada acerca de eso. Llegamos a una esquina, la gente iba y venía algo espantada, nadie explicaba nada, porque al parecer era algo superior, algo a lo que no estamos acostumbrados que suceda, era eso que nos unía como víctimas humanas, víctimas de tanta humanidad. Cuando llegamos a la esquina, una multitud se agolpaba alrededor de la policía. No se trataba ni de un robo ni de una toma de rehenes, nada que un simple periodista pueda explicarnos. No había canales de televisión, esto no saldría en las noticias. Una guerrilla vestida de color verde militar y otra de color blanca antecedían la ubicación policial. Los de blanco tenían pistolas de color negro algo graciosas, para ser tan sobrias. Los de verde utilizaban armas de guerra.

Nosotras teníamos miedo, porque no sabíamos que había del otro lado, que clase de guerra se iniciaría. ¿Acaso esto era una revolución? Probablemente su postura era errónea, pero justamente eso era.. con aire protagónico S y yo retrocedemos el paso, con miedo hemos quedado en el medio. La calle estaba cerrada, los niños escolares habían desaparecido, propongo ir hacia la otra cuadra. Malas noticias: Todos los caminos estaban cerrados. ¿Y ahora qué?

Miro hacia el interior de una fábrica por una ventana rota. Se podía ver que en el subsuelo una especie de congreso de la antinación, conversaban sin votar. Algo tramaban. Un capítulo del proceso ha confirmado lo siguiente, inconclusamente aún. Tengo sueños de espía.

Por lo pronto solo resta realizar el análisis sintáctico y el estudio físico respecto de la muestra obtenida de mi pequeño agujero cósmico, porque escuchar es tan importante como ver.