miércoles, 25 de marzo de 2009

La escritura pica

Eran las manchas de los primeros días, es que parecen recién caídas pensó. Como si su boca fuera un árbol que de sus ramas se han caído cientos de ellas y un brote de picazón en todo el cuerpo no se detiene y la obliga como si una fuerza invisible en su extensión sostiene la sensación que empuja a su cabeza hacia el hecho. Los reflejos, errores y las sombras conducen a el pasaje. Observa con deteniminiento aquello que aunque le parece una construcción horrible y sin salida, resulta la entrada hacia eso que no conoce y se muere por conocer. Nada que alivie más que el impulso que completa los renglones que componen su abundante cabellera.
Se recuesta sobre un sillón invisible y escucha los sonidos de la calle. A veces olvida, como quien se olvida una chacarera llena de polvo, acerca de esas marañas de cuestiones que colman la vida de sus secuaces y construyen huecos por donde se inicia lo indefinible. Quizás tenga que dejar de ver para comenzar a ser y salir de sus ojos esféricos conformados por un eje siniestro, dice que está cansada y se deja caer a la pared más cercana para extirpar de un solo golpe aquello que no pudo inventar aún, aquello que se le parece a esto.

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