Un cuarto con un cuarto de cuarto en cuarto de un cuarto, y yo a estas horas me encontraba pensando en contar de algùn modo, el extraño dìa que vivì hoy que no es hoy, pero nosè si se me antoja realmente.
Es quizàs la introspecciòn el mejor modo, que lleva al papel los deseos de escribir lo obvio, creo que con la cantidad de palabras que hablè hoy con mucha gente, pese a ser una chica de pocas palabras, creo que hoy que fuè ayer podrìa escribir o hacer la mejor pelìcula, porque tanta coherencia suele aburrirme abrigarme y abrumarme.
Ay, es que esa detestable e inevitable vocal, de nuevo me dicta que quiero escribir tanto tan insoportablemente como para que nunca nadie tenga deseos de leer las pavadas que estoy escribiendo y que no me entiendan y que piensen... pero justamente eso es lo que quiero... que piensen, como cuando a mi me descoloca la gente que me habla aùn sin conocerme y me dice cosas que nosè porquè las dice, quiero que sea totalmente insoportable este acto ridìculo y secreto en el que me encuentro.
Querìa contar, que una vez fuì a un supermercado chino que tenìa una princesa sentada en la puerta, su vestido de color rosa lucìa estupendo sobre un cajòn de coca cola, realmente era la anfitriona y para ser tan pequeña me pareciò un poco soberbia. A mi amigo le caìa tan bien, que solo optè por gritar sin entender demasiado la causa: ¡cuidado j! Es que ahí viene la panadera, con aspecto de robocop de latino amèrica, usaba unos lentes que solo hacìan que su labor se tornara cada vez màs lento por cierto.. en ese entonces ellos no querìan ser menos y jugaban a la novela de todos los dìas, las peleas de los vecinos me inspiran desde que tengo seis años apròximadamente, y desde entonces creo yo me duele la cara de tanto reìr de tanto reirme me cuesta saber que parte de mi me duele màs de tanto reirme, no puedo detener lo que sucede, no quiero entrar en eso que sè que luego no podrè salir y es que voy a ser sincera, se me pasò por la cabeza de llamar a las llamas que alguna vez fueron fuego, y ahora de nuevo me rìo, y digo: ¡què suerte que no lo hizo!
Porque hoy vi las cosas tan hermosamente horribles que quizàs el tedioso secreto de esa maldita expresiòn sea cierto ¨el equilibrio¨ Sabemos que las equivalencias que suben y bajan, sabemos que debería dormir, hoy fuè un dìa agotador aunque usted valiente lector si llegò a estas lìneas de subtes podrà entender de lo que hablo con los ojos tan abiertos y los gestos dolorosos despuès de tanta risa y de gastar los dientes que muerden los libros que no puedo soltar, siempre quiero nunca se termine un dìa como ese que fuè el dìa que escribì en el cuarto que no es de huèspedes. Capaz tenìa ànimo de dibujar tambièn, el tiempo es algo que no comprendo, pero traje mi còdigo de sucio socio: Recuerde señor pasajero, conserve su nùmero de sucio, el mismo es intransferible, intrasmutable, inflamatorio y antiespasmòdico, alquilè aquella pelìcula en mi propia colecciòn prematura, ya lo dije millones de veces, ella me està mirando a mi y yo no querìa que me viera nadie. En breve un brevaje se apoderò de si que fuè breve su estadìa, pero la vista no se cansa ni de casualidad, el sèptimo hombre se ha encendido y un arte propio habìa sido descubierto desde antes que sucediera la catàstrofe.
Escabullirme entre los muertos rellenos de vòmitos, una pileta nauseabunda y vaga, choca contra la pared, es que la inercia de siempre lo mismo es lo que mortifica cuando detenerse de comerse a sì mismo es la cuestiòn que le ocupa y no quiere decirlo con sus ànimos raros, la habitaciòn amplia colmada de colchones, la fotografìa de una mujer sobre una mesa, era la mamà de ella, quien no era yo entre las delicias de la carne y la literatura. Había perdido mi cèdula de identidad, creìa haberla perdido, pero subsiste mi querida. Algo subsiste debajo de esa ridìcula vestimenta, era una gran indecisiòn cambiar o no de plan interior y salir a lo nuevo para la gran siesta del sàbado por la noche. Pero al final todo este asunto culmina siendo como jugar a la ruleta y escribir sin las personas gramaticales, para que otras cuestiones subsistan. Estoy llorando por los escritos de 1986, las reflexiones que no se ven por la ventana, me resultan jodidas y la edad al fin y al cabo no es la diferencia, es otra cosa con la misma inicial en un tiempo culpable de haberse estirado como un chicle que ya perdiò el gusto. Feliz aniversario a mi primer odio, un hueco existencial que no sabe màs de si que un hoyo que comienza ante los ojos que se hunden en càmara lenta, arrastrando las secuelas de aquella falsa impostura. He aquì la màs sincera de las preguntas: ¿ Dije realmente lo que quiero? ¿ Es posible o necesario? es que estuve tan ocupada que no creo pueda responderte querida. DISCULPAME