A veces comienzo los días leyendo como primera palabra aquella olvidada latente consigna imperativa del reproductor encendido. No le hago caso, no me detengo nada.
He dicho que las aventuras de mi cadáver exangüe, levemente retorcidas son las primicias de este año repleto de signos ortográficos que se ponen al principio y fin de las citas.
1 comentario:
los objetos electrónicos nos desean lo peor
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