viernes, 19 de junio de 2009

Frío como un helado de limón

Nosé bien que sucede, le confesé. Y ella me sonrió. Luego de las exquisitas flores recuerdo hablamos acerca del miedo de flashearla con el amor, de sentir que los días son verdes o azules. El mundo que conozco se disfraza pensé, se oculta y marca distancia con una línea recta esbelta como un renglón, donde completan un montón de palabras que en realidad no dicen nada y ocupan un espacio eterno de inconcebibles retornos infundados, de la boca al espacio va el sonido que compone a estos escritos invisibles mientras los cuerpos flotan expulsados hacia sus lados más opuestos.Y ahora que lo puedo ver como si fuera una transmisión de la verdad que no se relaciona con la verdad en realidad, sé que quisiera cambiar, pero casi que no pude responder a su pregunta ¿qué es cambiar? ¿dejar ser sin dejar de ser? Si, como dejar de escuchar esa voz para caer a otro lugar lleno de nubes de amor que me hagan reposar de los paisajes conocidos hasta hoy.

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